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domingo, 7 de febrero de 2016

VERDADERA HISTORIA DE LA MÁQUINA DEL TIEMPO DE TIBERIO GALÁN. Alfonso Bengoechea Miravalles



He seguido con detenimiento la trayectoria de Alfonso Bengoechea, en un principio como lector (al menos en buena parte) y luego como escritor y narrador. Historias del tío Picaliendres, El club de la pluma de ganso, El gato de Ofelia Uribe, El secreto del capitán Mendizábal y su participación en la obra colectiva De buena pluma fueron lecturas deliciosas en las que traté que el tiempo se fuese espaciando para no caer en la tentación de uniformar como un conjunto narrativo personal de su autor. De hecho la aportación a este último trabajo colectivo fue la base del presente libro con el título La máquina del tiempo de Tiberio Galán.
No voy a negar que lo que me esperaba era una especie de continuación, o incluso una historia paralela, pero para mi sorpresa se trataba de una revisión, de una ampliación de aquel relato breve. Había pues un riesgo añadido que parecía no importarle en absoluto al escritor, pero que en el lector podía despertar ciertas dudas o, al menos, en encontrase en terreno demasiado conocido que suavizase el impacto de la lectura.
Nada más lejos de la realidad, desde la primera frase el lector queda atrapado por una narración inteligente e ingeniosa de la que no puede desprenderse, sintiéndose uno más de los múltiples personajes que van poblando la novela.
Alfonso Bengoechea no solo construye una historia fabulosa y sumamente entretenida, sino que la dota de una vitalidad que parece traspasar los límites de la propia lectura. Tanto la construcción del espacio en que se mueven los personajes, como la aparición de cada uno de estos, conforman un universo propio del que parten múltiples historias no escritas. No solo descubrimos cuál es la verdadera historia de Tiberio Galán, sino la historia de un nutrido grupo de personajes con vida propia en un pueblo castellano de la posguerra española.
El autor maneja la ironía con una perfección tal que el lector pasará con una rapidez pasmosa del asombro a la sonrisa, descubriendo en cada párrafo un nuevo motivo para la sorpresa y para seguir leyendo. La propia lectura se hace cada vez más intensa y ágil, sobrevolando las páginas del libro como si cada uno de los capítulos tuviesen ya un hueco en la mente del lector y el único trabajo del escritor sea el tratar de ir aclarándolos. Y es que se produce casi desde las primeras páginas una fusión narrador-escritor que no desaparece en ningún  momento, al contrario, se va intensificando a medida que trascurre la historia. Eso sí, en el juego en el que ambos participan todos resultan ganadores, uno por que logra llevar al otro de la mano y el otro porque no deja de disfrutar en todo momento.
Alfonso Bengoechea no solo tiene una buena idea y es capaz de trasladarla en un libro, sino que cada palabra, cada línea, cada párrafo y cada capítulo están construidos en su justa medida, terminando por aclarar, si en algún momento existió la duda, el porqué de la revisión de un texto, de una historia antes escrita.
Una novela entretenida, inteligente y satisfactoria, que demuestra que el mundo literario que el autor esconde en su pluma, sea o no de ganso, debe salir con fluidez y permitir que su sarcasmo forme parte de todo buen lector que se precie. Y como trabajador infatigable acaba de regalarnos su última entrega: la última escapada del capitán Mendizabal.

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