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jueves, 9 de mayo de 2013

EXPEDIENTE 64. Jussi Adler-Olsen



Lo mejor que tiene Jussi Adler-Olsen, o mejor dicho sus personajes, Carl Mock, Assad y Rose, es que me han acompañado en mis últimas vacaciones y han hecho mucho más soportables las esperas y los vuelos. Los tres miembros del Departamento Q, cada uno con su particular personalidad, con su manera de enfrentarse tanto a esos crímenes antiguos sin resolver y también, porqué no decirlo, a los problemas del día a día, nos acompañan por los rincones más oscuros del pasado y el presente de Dinamarca.
Con una prosa envolvente, unas descripciones perfectas y el logro de acercar la realidad a la ficción, Adler-Olsen se ha convertido en un referente tanto de la novela policíaca como en esa crítica hacia aspectos oscuros de su país a lo largo del siglo XX.
El autor no se conforma con crear una atmósfera llena de suspense, sino que dota a todos sus personajes, lo mismo da que estos sean principales o secundarios, de una humanidad que los hace fácilmente reconocibles en las más sorprendentes circunstancias. 
Por si todo esto fuese poco consigue, cosa común también en todos sus libros, crear dos mundos dentro de la misma novela, el del pasado y el del presente. Dos mundos que van convergiendo a medida que avanza la historia y que los protagonistas ahondan en los misterios que han quedado ocultos por el paso del tiempo. Y es que Carl, Assad y Rose, desterrados en el sótano de la comisaría, se implican, y logran que también lo haga el lector, en cada uno de los casos que investigan.
Ese pasado, la influencia en el presente, y una descripción realista de la sociedad danesa actual hacen que en todo momento la narración sea creíble, dolorosamente creíble, pues nunca hay que olvidar que estamos hablando de casos dramáticos que quedaron archivados y sin resolver. 
Una novela que envuelve, que atrapa desde el inicio y que logra traspasar la dolorosa barrera de la ficción, ya que una serie de desapariciones de los años ochenta del siglo pasado van mostrando realidades dolorosas donde comprobamos como hay quien sigue asumiendo que hay personas que deben estar por encima de los demás amparados en unos genes superiores.

2 comentarios:

  1. Se suma, por lo que veo, al grupo de escritores nórdicos de novela negra o policiaca, con Mankell, indicutiblemente, a la cabeza; vaya generación...
    Luis Nuevos Rumbos.

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    1. Como bien dices Luis, hemos comprobado como en los últimos años autores nórdicos, casi todos centrados en la novela policíaca, han poblado loas estanterías de las librerías. Casi todos a la zaga de Steig Larsson, aunque yo prefiero como parece que te sucede a ti, a Henning Mankell y su personaje Wallender, del que casi conocemos toda su vida.
      Pero, como decía antes, Adler-Olsen me ha entretenido los suficiente con sus cuatro entregas (otros me han aburrido casi en la primera) que espero a que llegue la próxima para leerla.
      Y es que, como sucede con el personaje de Mankell (o incluso los personajes, con Carl, Assad, Rose y demás, me ha sucedido, o me está sucediendo, lo mismo.

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